En la última década, la industria de la aviación ha experimentado un cambio significativo en cuanto a la distancia y duración de los vuelos. Gracias a aviones modernos como el Boeing 787 Dreamliner y Airbus A 350, que combinan eficiencia y comodidad, los vuelos ultras largos, aquellos que superan las 10 horas- se han vuelto cada vez más comunas. Hoy en dia, es posible volar sin escalas desde Nueva York hasta, Singapur, desde Perth hasta Londres. Sin embargo, aunque evitar escalas puede parecer ideal, muchos viajeros se pregunta estos vuelos son una ventaja o un desgaste físico mental?
Indudablemente, uno de los principales beneficios de los vuelos de larga distancia es comodidad. Para quienes viajan por negocios, ahorrar varias horas al evitar escalas puede marcar la diferencia entre en concretar una reunión o perderla. Admitir las esperas, los controles de seguridad extra y los peligros de demoras en las conexiones facilita un desplazamiento más eficaz, directo. Para los viajeros, también es una forma de aprovechar mejor el tiempo, dedicándolo a conocer el destino en lugar de pasar horas en aeropuertos. Adicionales, el vuelo directo disminuye la posibilidad de perder maletas o experimentar cancelación-imprevistas. En un mundo donde el tiempo es un recurso muy valioso, los vuelos sin escalas ofrecen una experiencia más cómoda y rápida que muchos están dispuestos a pagar.
Sin embargo, esta comodidad tiene su precio, el agotamiento. Permanecer entre 17 y 19 horas en un avión, por muy moderno y cómodo que sea, puede resultar agotador tanto física como mentalmente. Él está sentado durante tanto tiempo, aumenta el riesgo de trombólisis, deshidratación y descuestes en el reloj biológico. El aire de la cabina aunque filtrado, sigue siendo seco, lo que puede causar molestias a largo plazo. El sueno también se ve afectado, sobre todo al cruzar varos husos. Aunque haya entretenimiento a bordo, buena comida y asientos reclinables en clase ejecutiva, el cuerpo humano no está hecho para pasar casi un día completo en el aire; En clase económica, donde el espacio es más reducido, la experiencia puede ser aún más desafiante.
Gestionar la tripulación en vuelos tan largos es una tarea compleja. La normativa exige que los miembros de la tripulación descansen lo suficiente para garantizar la seguridad, lo que implica que las aerolíneas deben planificar cuidadosamente las rotaciones y los periodos de descanso de la tripulación.
Las aerolíneas están tomando mediadas para hacer esos vuelos más llevaderos. Los nuevos aviones están diseñados con niveles de humedad más altos, menor presión en la cabina y sistemas de iluminación que ayudan a reducir el jet lag. Alguna empresa incluso ofrecen programas de bienestar durante el vuelo, con ejercicios y opciones de comida saludable. Aun así la preparación personal es clave Mantearse hidratado, moverse con frecuencia y adaptar el sueno al horario del destino puede marcar una gran diferencia. Los viajeros con experiencia sugieren realizar pausas activas, extenderse o incluso meditar para mantener la frescura durante trayecto.
Conforme la necesidad de viajes veloces y eficaces se incrementa los vuelos de larga distancia están volviendo algo común. Incluso se están estudiando rutas que superarían las 20 horas sin escalas. La innovación en el diseño de aviones y la tecnología enfocada en el bienestar de los viajeros están allanando el camino para esta nueva era de la aviación.
Conclusión
Los vuelos ultralargos representan un gran avance en el mundo de la aviación y ofrecen una comodidad sin precedentes. Pero también plantean desafíos físicos y mentales que no deben pasarse por alto. Sin son una maravilla o una pesadilla, dependerá de cada viajero.